Khajuraho se presenta como un pequeño pueblo mucho más tranquilo que aquellos que veíamos visitando. Hay una atmósfera más simple, que se aleja del caos de las grandes urbes indias.
Aquí se ubica el conjunto de templos hindúes más numeroso del país. Pero lo que los hace famosos no es su extensión, ni sus jardines prolijos, ni el paraíso que supone su pulcritud y su silencio. Khajuraho es visitada porque muestra esculturas eróticas de todos los tipos. A pesar de que tan sólo el 10% de los tallados muestran figuras en poses sexuales explícitas, su fama opaca la belleza y singularidad del resto de los decorados, no menos delicados.
Impúdicas. Las esculturas gozan de una libertad que parece rozar el libertinaje, y que escandaliza. Hay parejas heterosexuales, tríos, lesbianas, orgías. Todos en poses tan perfectas como impracticables. Algunas parecen haber sido terminadas ayer. Alguien, que percibe mi atención, me comenta que el objetivo de aquellas era educar a los príncipes para que pudieran amar correctamente a sus princesas. Cómo aquel concepto del amor derivó en el pudor adolescente y romántico con que la sociedad hindú vive el amor, es algo que no logro explicarme. Algunas parejas hindúes cuchichean y sonríen pícaras frente a un templo donde tres mujeres gozan libidinosamente. Se ruborizan cuando los descubro, y agachan la cabeza. Supongo que son las contradicciones de la cultura que los inmersos en ella no están acostumbrados a ver. Nosotros tendremos las nuestras. Aún así, Khajuraho no deja de ser uno de los lugares más hermosos que hemos visto hasta ahora.
Khajuraho es uno de los recintos más impresionantes y originales de los que hemos visto.
Nosotros, también lo visitamos.
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http://milviatges.com/es/2013/khajuraho-els-temples-hinduistes-del-kamasutra