Sala de pre embarque. Otra vez Ezeiza, muchísimo antes de lo que yo esperaba. South African Airways – jamás pensarlo- con destino Johannesburgo para después hacer conexión final con Bombay. Sí, me voy a la India. «A la India Lau, te vas a la India», me repito, porque aún sigo sin creerlo. No mucha gente planifica un viaje al otro lado del mundo en menos de dos semanas. Yo soy una de las que sí.
Hasta ayer a la noche hice vida normal. Vinieron los chicos dela facu a comer a casa y se quedaron hasta las 5 de la mañana. Yo no había terminado de armar el bolso, así que apenas se fueron empecé. No estaba nerviosa, tampoco muy entusiasmada. implemente no me lo podía creer. Igual la calma me duró poco, porque cuando me puse a buscar la plata me di cuenta de que no tenía la menor idea de dónde la había dejado. Así es, me acordaba de haberla sacado de la billetera, haber pensado “la separo así no se mezcla”, pero de ahí en más mente en blanco. Yo no soy así, mucho menos con la plata. No se cuánto tiempo pasé buscándola, pero ya me estaba desesperando al punto de ir a la vereda a revisar mi basura. Al final la encontré hecha un bollito en el fondo del estuche de la filmadora. Qué me pasó por la cabeza cuando la metí allí, jamás saberlo.
Al final terminé armando la mochila al tun tun, sin mucha idea de qué llevar, pero con la certeza de que todo va a estar bien, porque lo más importante lo tengo conmigo.
Dos horas dormí antes de levantarme para ir a trabajar. Tengo todavía el cuerpo dormido, me tiemblan las piernas y poco a poco empieza a aparecer el miedo-nervios. Mi panza estalla. Llego al trabajo y recibo saludos de mucha gente linda. De a ratos sonrío, como si recién descubriera todo esto.
A las 13:00 me voy a casa, con la licencia firmada, una compu bajo el brazo con la promesa de trabajar y con papá que me espera en casa para venir a al aeropuerto.
Arreglo todo rápido y salimos. Me quedan unas cuantas cosas pendientes. No pagué las expensas, no compré las entradas para ver a Calamaro, no llevé mis papeles al abogado. Ya está, ahora con la cabeza en el avión. A medida que vamos llegando a Ezeiza se pone el cielo cada vez más feo. Viernes 13 con lluvia no es un buen momento para viajar. A mí me parece fantástico.
Llegamos re temprano. El chico del check in no encuentra mi pasaje Johannesburgo – Bombay (claro, saqué tramos separado para conseguirlo más barato!) Al final despacho todo y a esperar, mientras tomamos un helao y afuera el cielo se cae. Me siento rara, este aeropuerto me trae muchos recuerdos. Demasiado… Quisiera que Lala estuviera acá conmigo.
Ahora estoy en la sala de pre embarque con un sello más en mi pasaporte y con una sonrisa que de a ratos de deja ver. Tengo mucho sueño lo cual es bueno porque me esperan más de 20 hs y lo único que quiero es volver a ver caras conocidas. Y empezar a experimentar esa sensación que sólo quienes la hemos vivido podemos comprender… Me voy de viaje.
El vuelo está demorado. Tengo 3 horas entre conexiones. No creo que haya problemas. Muchas estrellas para mi.
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