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Sweet movement: sala de embarque

Día 1:

La tristeza de lo que se queda de la alegría de lo que vendrá. Siento mi vida estar en una sala de embarque continua desde hace semanas, donde despegan aviones todo el tiempo, donde nada importa porque la transición es dulce y es espera infalible. Me voy de viaje.

Lo mejor del movimiento es siempre lo peor del movimiento. Mudarse, re armarse, despedirse. Hay cosas que no caben en cajas etiquetadas y hay cajas que no son para guardar. La vida resumida a unos cuantos estantes vacíos, al departamento con olor a pintura nueva, innecesaria, desierta, para el habitante desconocido que vendrá a irrumpir estas paredes mías de prestado, a borrar la estela de felicidad excedida de sueños enraizados acá, en este segundo piso al frente, al sol de la mañana de un ratito más, con el balcón más ancho y más mío y más lindo del mundo. Balcón de corazón que no voy a pisar nunca más. Cerrar la puerta para siempre y no querer no poder mirar atrás.

La existencia comprimida en 60 litros. El despegue, el diario, el mapa, el abrigo. El futuro portátil y el tener que elegir. La mochila como un círculo selecto de cosas de Laura, de imprescindibles de Laura, de preferidos de Laura, de eso que hace y hará que Laura sea Laura en esta próxima e inminente vez. La existencia elemental compactada sobre los hombros y liviana, porque tener que cargar el ser sobre la espalda es cosa seria. El placard y los planes desparramados sobre la cama. Imagino una pelea despiadada por ganar un pasaje a este paseo por el mundo, la seguridad de los ganadores de siempre, los nervios de los nuevos objetos repensados para viajar. El desconcierto de la bolsa de agua caliente. La fatiga de la bolsa de dormir.

El abismo emergente. Las preguntas. ¿Y ahora qué, y después qué, y entonces qué? El miedo es un falso desertor, un elefante silencioso. Me siento ausente de este cuerpo que se hamaca entre el pánico y el entusiasmo y esa irrealidad sólida del pre viaje donde nada importa: ni el dinero, ni los delirios, ni los escenarios. Me voy de viaje. Mitad paz, mitad ansiosa. Sala de embarque.

«Sweet movement»: 16 días para salir de viaje. 16 días para precalentar las alas, tomar carrera y despegar. Un desafío de letras, ríos de pensamientos y cosquillas en los pies.  Un diario de viajes interiores.

 

Laura Lazzarino

Soy Laura y desde 2008 vivo con mi mochila a cuestas, con un único objetivo: viajar para contarlo. Este blog es el resultado de mis aventuras a lo largo de +70 países. ¡Bienvenido a bordo!

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