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Seguro médico: ¿conviene contratar uno?

Últimamente, el tema de la asistencia al viajero se ha vuelto una de las dudas más frecuentes sobre las que recibo consultas. Al momento de planificar un viaje al exterior surge siempre la pregunta de si conviene o no contratar un seguro médico, y aunque la respuesta debería ser un sí rotundo, a veces los costos hacen que el «por si acaso» no esté entre las prioridad. Sobre todo para nosotros, argentinos, que estamos muy acostumbrados a los beneficios infinitos de la salud pública (que solemos confundir con algo «gratuito», porque así es en nuestro país, aunque lo cierto sea que en muy pocos lugares del mundo en que te van a atender de buenas a primeras, sin cobrarte nada).

En Albania también se suponía que la salud era gratis, pero no nos dejaron ir hasta que no pusimos nuestra contribución (era eso, o que se le cayera el pie a Juan de la infección que tenía).
En Albania también se suponía que la salud era gratis, pero no nos dejaron ir hasta que no pusimos nuestra contribución (era eso, o que se le cayera el pie a Juan de la infección que tenía).

Durante el viaje por Sudamérica, Juan y yo decidimos viajar sin cobertura médica. La obra social dejó de cubrirme cuando dejé mi trabajo y el gasto por un año entero para los dos se nos hacía muy grande. Decidimos ir a un médico amigo, armarnos de un botiquín a prueba de todo, e irnos de viaje con todas las recomendaciones y los prospectos en PDF. (Como transportar tabletas enteras era medio incómodo, me había tomado el trabajo de recortar las pastillas, clasificarlas en bolsitas y armarme un excel con los componentes, las fechas de vencimiento y hasta los colores de cada una).

Si en Argentina rara vez me tocaba pasar por un consultorio, ¿por qué iba a cambiar eso fuera de casa? Error. No les miento si les digo que probé la salud pública y las capacidades farmacéuticas de todos y cada uno de los países que visitamos. En Paraguay me picó una araña (sí, Laura, de esas arañas que no hay cerca de tu casa) y estuve con la cara hecha un pochoclo durante semanas; en Perú me descompuse, me deshidraté y terminé en el hospital; en la selva de Ecuador unas pulgas invisibles me atacaron los tobillos y estuve con infección dos semanas; en Colombia me apreté un dedo con la campana de la catedral (que estilo!) y casi pierdo una uña; en Venezuela me agarró dolor de muelas y en Brasil me mearon unos insectos súper ácidos que me dejaron ampollas durante días. Todo un prontuario de problemas que fui resolviendo a los ponchazos, en parte gracias a la ayuda de nuestro médico amigo y a sesiones último momento vía Skype y en parte porque en Sudamérica la salud es relativamente económica y nunca nos pasó nada grave. ¿Pero y si me hubiera agarrado un apendicitis, si se hubiese complicado alguna de las infecciones o si me hubiese contagiado de dengue? No sé qué hubiera hecho, pero dudo que la hubiera pasado bien…

Acá, en Paraguay, con mi picadura de araña y mi nueva amiga
Acá, en Paraguay, con mi picadura de araña y mi nueva amiga

Por eso, cada vez que alguien me pregunta si aconsejo o no viajar con asistencia al viajero, me cuesta dar una respuesta rotunda. Por un lado, como dije antes, siempre conviene estar resguardado, y hay que tener en cuenta que un seguro implica mucho más que poder llamar al doctor frente a una emergencia.

En primer lugar, lo obvio: nos puede parecer que tenemos todo bajo control, pero estando de viaje nos exponemos diariamente a un montón de situaciones diferentes, y aunque eso tiene su lado maravilloso (por eso viajamos) también tiene un riesgo que no se puede minimizar. No hace falta que practiques deportes extremos, te puede pasar como a Andy, que se reventó un dedo contra una piedra caminando por la playa en India, o como a Guada, que tuvo un accidente de moto en Camboya y tuvieron que operarla de urgencia. Puede que pienses que  el gasto del seguro médico es muy grande, pero si alguna de estas cosas te llega a pasar (toquemos madera), seguramente vas a necesitar mucho más.

Y no...es raro que en tu casa andes caminando por barrancos peligrosos.
Y no…es raro que en tu casa andes caminando por barrancos peligrosos.

Segundo: el seguro cubre no sólo gastos médicos. Dependiendo del plan que contrates, la asistencia suele cubrir otros contratiempos como pérdida de equipaje,  cancelación de vuelo, asistencia odontológica de urgencia y hasta los pasajes para que un familiar vaya a cuidarte al hospital, en caso de accidente grave. Cosas totalmente indeseables y que nadie quiere pensar, pero que no hay que dejar de tener en cuenta.

El dentista no es un tema menor...
El dentista no es un tema menor…

Tercero: muchos destinos exigen una cobertura médica para poder ingresar. Fue el caso de Antártida, por ejemplo, donde tuvimos que contratar un seguro que cubriera gastos de repatriación sanitaria o funeraria (si estás sumamente grave, o si no sobreviviste a un accidente, tu seguro se encarga de trasladarte hasta tu país, y en Antártida ese traslado implica helicópteros y una operativa para nada barata). Para ingresar a Europa me pidieron seguro, y lo mismo cuando viajé a Puerto Rico o cuando saqué la visa para Moldavia. Cuba (destino que no conozco pero que es más popular que los que mencioné yo) requiere de seguro médico para ingresar al país. Por eso, es importante que más allá de tu deseo de estar cubierto o no, averigües si el país al que pretendes viajar tiene como requisito contar con un seguro médico.

En Italia, cerrando la puerta de una Kangoo, le reventé el dedo a Juan. Parecía Kill Bill de los chorros de sangre. Suerte que él tiene ciudadanía, y en la salita del pueblo nos atendieron gratis....Si me hubiese tocado a mí, creo que la curación me hubiera salido más que un dedo nuevo.
En Italia, cerrando la puerta de una Kangoo, le reventé el dedo a Juan. Parecía Kill Bill de los chorros de sangre. Suerte que él tiene ciudadanía, y en la salita del pueblo nos atendieron gratis….Si me hubiese tocado a mí, creo que la curación me hubiera salido más que un dedo nuevo.
Hasta acá, sin seguro médico, no podría haber llegado...
Hasta acá, sin seguro médico, no podría haber llegado…

Pero por otra parte, no puedo rasgarme las vestiduras (?) y decir nooooo no se puede viajar sin seguro, porque eso es lo que yo estuve haciendo hasta hace muy poco y porque, como a muchos de ustedes, no me alcanzaba la plata para pagarlo, y no me parecía justo dejar de viajar por ese no-tan-pequeño detalle.

Ahora bien, ¿qué seguro de viajes es mejor?

No hay una respuesta universal para eso y lo mejor es investigar cuál se adapta a tus necesidades. Puede que quizá no te interese que te cubran en caso de que cancelen tu vuelo, pero sí que te cubran por accidentes en deportes extremos. Lo mejor que podés hacer es comparar varias opciones y chusmear la letra chica.

¿Y ustedes, recomiendan viajar con seguro médico?

La verdad es que sí. Entiendo perfectamente a quienes lo piensan dos veces, porque es un gasto grande que hay que considerar, especialmente cuando se planifica un viaje largo y el presupuesto es acotado. Puede que todo salga bien (nosotros somos un claro ejemplo de que se puede), pero puede que un mosquito te termine llevando al hospital. Nosotros en este momento nosotros viajamos con Asegura tu Viaje, que es un cotizador en línea que compara varias compañías a la vez (está bueno porque hay opciones para todos los bolsillos), y hasta ahora estamos muy conformes. Pero si no pueden pagar ni el más barato, y no piensan viajar a ningún destino que requiera asistencia como requisito obligatorio, que no sea eso un impedimento para el viaje. En tal caso, háganse todos los chequeos antes de salir, aléjense de las arañas venenosas y llévense un muy buen botiquín.

Laura Lazzarino

Soy Laura y desde 2008 vivo con mi mochila a cuestas, con un único objetivo: viajar para contarlo. Este blog es el resultado de mis aventuras a lo largo de +70 países. ¡Bienvenido a bordo!

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