Digamos que a esta altura estoy acostumbrada que las cosas me pasen por encima, que la realidad me supere, que me deje sin palabras. Lo que todavía me cuesta es que esa realidad sea mi propia vida, y malabarear con los días como si fueran esferas de fuego que pasan y se consumen y hay que contarlas ya antes de que mueran. No me gustan los tropiezos y aunque las improvisaciones me sientan muy bien, prefiero siempre hacer las cosas como hay que hacerlas, porque ya se sabe que las cosas mal hechas se hacen dos veces.
Desde hace meses tenemos un viaje esperando en la parada, y desde hace meses vamos cazando oportunidades en el aire que nos complican y nos aumentan, y desde hace meses también esperamos el momento de poder contarlo en el blog, porque para que las cosas existan hay que nombrarlas. Pero henos aquí, a una semana o más de haber cruzado el charco, sin encontrar todavía el modo o el rato de escribir sobre esos próximos caminos. Este post es una especie de intento vago de ponerle un orden a las cosas, de dar explicaciones al cyber cosmos, de actualizar el estado de ubicación de nuestras mochilas. Para hacer un borrón y cuenta nueva, un punto y aparte, sin dejar nada en el limbo.
Primero lo primero
Para irse de viaje hay que meter todo en la mochila y en una mochila entran muchas cosas. O no… El primer paso para volver a la ruta fue dejar el departamento. No importa la cantidad de videos motivacionales, de palabras sinceras o de fanatismo nómada: irse de casa cuesta. Al menos a mí, que ya me había cómodamente acostumbrado a la rutina de libros, de poder trabajar en casa, de estar en familia. (Tengo que ser sincera y confesar que la mudanza dolió menos de lo que pensaba, pero lo que más me afectó fue el después, el desparramo de cosas y el desarraigo). Lo hice y ya, pero el saldo de todo ese movimiento fue una catarsis que tomó forma de textos hiper personales a la que títulé “Sweet movement”.
De la galera
Yo no sé si creer en la ley de atracción, pero sí creo que los viajes llaman más viajes (o la música más música, o lo que ustedes quieran). Dos semanas antes de partir llegó una invitación a un blog trip. Para los que todavía no sepan de qué se trata, un blog tirp es un viaje de promoción donde un destino o una empresa invita a bloggers para que conozcan y escriban sobre determinado destino. En este caso, la invitación venía de la cadena de hoteles IHG y el destino era Puerto Rico. Supongo que lo prolijo hubiera sido decir que no: estábamos nadando en un mar de preparativos, con el tiempo contado. Pero ya se sabe que los viajes son nuestra locura y, aunque las condiciones eran muy diferentes a las que nosotros elegimos cuando viajamos, no pudimos decir que no. Después de todo, el combo vacaciones + nuevo país + playa del Caribe no venía nada mal. Y nos fuimos.
Voy en avión
Cuatro días después de haber aterrizado en Ezeiza, estábamos otra vez en Ezeiza. Era el comienzo de un viaje largo, pero a pesar de eso, de saberme con la mochila al hombro durante los próximos 12 meses, no terminaba de impresionarme. Era como que no era yo. Redondo, rotundo, negador. Me parecía que todo ese circuito aeroportuario al que uno se acostumbra tan rápido iba a volver a repetirse pronto, que las despedidas no eran tales. Por momentos sufría de cachetazos imprevistos de realidad y la angusita me ahogaba hasta dejarme sin aire, pero entonces lograba reprimirlo de manera astral, y nada pero nada de lágrimas. Aunque estuviéramos todos tan pasados de revoluciones como para vivir la realidad, la partida de este viaje ya comenzó siendo una aventura.
Hace cosa de año y medio, Juan y yo recibimos un mail de C5N (un canal de noticias) proponiendo una entrevista. Fuimos aunque la tele no nos encante, y nos volvimos medio desilucionados de que, al final, editaron todo y apenas si salió el blog en pantalla. Tres días después, recibimos un correo que decía más o menos así:
«Hola Juan y Laura,
Mi nomrbe es A. y los vi ayer por C5N. Soy piloto de Aerolíneas Argentinas y me gustaría llevarlos en su próximo viaje por Oceanía (ese era nuestro proyecto en aquél entonces, y Aerolíneas todavía mantenía su ruta transpolar). Me encanta lo que hacen y quisiera apoyarlos ofreciéndoles dos pasajes en alguno de mis vuelos. Y, si quieren, venganse a comer un asado a mi casa».
Abrí el correo y Juan estaba en Mar del Plata, y lo primero que pensé es que era una broma. Habíamos intentado conseguir sponsors de Aerolíneas antes, pero las puertas se nos cerraban antes de que pudiéramos siquiera golpearlas. Sin embargo, esta vez era en serio. A. era una persona de verdad, y muchos meses, cambio de planes y un asado después, acá estaba esperándonos en la terminal C del aeropuerto. Volamos a Madrid, porque Aerolíneas canceló su ruta a Australia y nosotros nuestros planes a Oceanía.
Viajar en avión me encanta, mucho más que en barco o que en colectivo. Adoro el limbo de los aeropuertos, el aire limpiamente embiciado de las salas de embarque, el olor al free shop, la sensación de espera. Y me encanta estar en el aire. Pero lo que sucedió en este vuelo a Madrid, es algo con lo que siempre soñé pero jamás de los jamases pensé que iba a hacerse realidad. Volamos mejor que en primera: volamos con el piloto (aunque fuera por un par de horas).
Juan sabrá escribir mejor que yo las similitudes entre cabinas: por momentos nos mirábamos y sentíamos que le habíamos hecho dedo al avión, que estábamos en la cabina de un camión donde pasan los mates y las historias, y el uno mira ese mundo de chofer/piloto desde un rincón, preguntándolo todo, admirándose con el paisaje, aprendiendo. Por mi parte puedo decirles que morí al ver África desde arriba, que el cielo se ve más celeste que nunca, y que me encantó tener esa experiencia con la aerolíneas de mi país.
Rock star
¿Alguna vez soñaron con subirse a un colectivo tuneado e irse de gira con alguna banda de rock? Yo tal vez sí (aunque más que los excesos me atraía el viaje, vaya novedad). Como decía llegamos a Madrid y fue como subirse a un colectivo imaginario sólo que en vez de músicos había escritores y en lugar de recitales dábamos charlas. No paramos un sólo día.
Llegamos el viernes 09 por la tarde, y ese mismo día, un par de horas después, partimos con rumbo a Asturias para participar del Travel Bloggers Meeting que se organizaba en Gijón. Además de conocer a otros bloggers y de aprender sobre lo que pasa en la blogosfera, Juan participó en la mesa «Viajar en los tiempos del cólera» con una ponencia sobre viajar a Afganistán. No es por nada, pero se llevó todos los aplausos. (Pronto subo el video).
El domingo 11 volvimos a Madrid (con muchas ganas de quedarnos porque Gijón nos pareció hermoso) y el lunes 12 presentamos Caminos Invisibles y Días de Viaje (Aniko Villalba), en La Casa del Libro, una librería de aquellas. La charla salió muy bien, rompimos el miedo de presentar el libro fuera de Argentina. Lo que pocos saben es la maratón que tuvimos que correr llevando 6 cajas de libros ni más ni menos que en el metro, combinando estaciones y lidiando con un carrito que se desarmó en mitad de camino. Pero lo logramos…
El martes 12 tuve el honor de ser parte de las Tertulias Viajeras, unas charlas informales (que sería genial replicar en Argentina) en donde se debaten diferentes temas. En este caso particular, el tópico era «Viajeras», en relación al libro que acaba de lanzar la Editorial Viajera y del que tuve el placer de colaborar. El mito más derribados: sí se puede viajar sola.
El miércones 13 participamos de las II Jonadas Hostelworld de los grandes viajes (otra idea genial para replicar por casa). Con un auditorio lleno contamos sobre nuestro viaje por Sudamérica, los mitos de viajar en autostop, la alegría de publicar un libro. (Próximamente se transmitirán por Youtube. Subiré el video ni bien esté). Acá les dejo un avance:
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Gracias, gracias y grandes gracias a Pablo e Itziar, amigos, colegas y fundadores de la Editorial Viajera quienes, además de darnos alojamiento, ayudarnos con la edición española de Caminos Invisibles, invitarnos a todos los eventos, confiar en nuestra locura viajera y los consejos derivados de la misma y llevarnos a Barcelona de road trip, cocinan unas croquetas, unas pastas y unas tortillas de la hostia. Les debo una chocotorta, en serio.
El jueves 14 viajamos a Barcelona (porque todavía quedaba más!). Allí nos recibieron los chicos del Saint Jordi Rock Palace Hostel, con las puertas abiertas. Hacía años que no me quedaba en un hostel pero este me encantó.
Esa misma noche presentamos «Caminos Invisibles» y «Días de Viaje» en Betahaus, un espacio creativo en donde profesionales freelance de muchos países alquilan un lugar para poder trabajar. La charla fue tan linda como las otras, y me hizo pensar qué bueno sería contar con un lugar así cerca de casa donde poder ir a escribir.
El viernes 15 cerramos la gira dando otra charla en Betahaus (esta vez privada, para la gente de allí) y por la tarde participé del Taller de Mujeres Viajeras en el Ciaj, esta vez en un ida y vuelta en el que los temas fueron varios: desde el uso de la copa menstrual hasta los peligros de viajar sola.
El sábado 16 dormí hasta las 11 y media de la mañana.
Lo que se viene:
Ahora estoy en París. El próximo mes vamos a viajar por Europa pero con recorridos diferentes (no pasa nada! 🙂 es sólo que este es un continente grande y queremos hacer cosas muy diferentes.
Este jueves 22 se estrena en Buenos Aires la peli/documental «El objeto de mi amor», de la que Juan y yo fuimos parte. la función es a las 19.30 en el cine Gaumont y va a estar en cartelera por 2 semanas más a las 14:10 y a las 21:20hs. Para el resto del país va a haber una gira después del Mundial. (Y para el resto de los paises no tengo idea, pero ojalá llegue en festivales!)
En estos días les cuento más novedades.
Que suerte! hasta ahora lo mas loco que nos llevo haciendo dedo fue una lancha. Muchas felicitaciones por las presentaciones y espero pronto tener el libro!
Muchos saludos! y buenas rutas!
Gabriela
Lau, fue un placer darles cobijo y alimento, dar una mano con los libros, llevarlos de roadtrip, pero, sobre todo, fue un inmenso lujo tenerlos en las Jornadas Hostelworld y asistir a sus presentaciones, oír sus historias y anécdotas y recibir las ideas y consejos que con tanto cariño nos dieron.
Hemos compartido estos días de locura, que han sido como meterse en una lavadora e intentar seguir el ritmo frenético de los actos, citas, encuentros, viajes… Como lo compartido sabe mejor, somos nosotros quienes les damos las gracias; gracias a ustedes por acompañarnos y dejarnos acompañarlos (junto a Aniko, el quinto elemento de la familia 🙂 ).
Buen viaje. Los esperamos a la vuelta para cenar: nosotros ponemos la tortilla de patata y ustedes la chocotorta 😉
Laura! Que buena ondaaaaaaaaaa viajar con el piloto!!! a seguir multiplicando las buenas vibras y la mejor para lo que viene, saludos porteñazos
Chicos, mis felicitaciones. Cuando andarán por Puerto Madryn? Casa y comida (corderooooooo) los espera. Háganse un lugarcito!. Buen paseo!
Eso es extorsión jajajjaja!!! Estamos un poco lejos ahora pero nunca se sabe! Tu nombre va para la agenda, mirá que llegamos sin avisar 🙂
Felicitaciones x tantos proyectos lindos y viajes aventureros!! Abrazos a los dos!!
Hola Lau!!!que bueno saber de ustedes!!Imagine que estaban a full,pero felices!y vaya que se nota.Lo mejor para los dos!y sigan llevandonos en la mochila que viajamos junto a ustedes!!
A cada renglón iba abriendo más la mandíbula, hasta que tuve que subirla casi que con ayuda de las manos. Que increíble todo 🙂 y cuánto se lo merecen! Son lo más.
Voy a intentar ir a ver la peli 🙂
Beso enorme y que disfruten del viajaso que arrancaron a pleno.
Hola Lau! imposible que no se me dibuje una sonrisa en la cara al leerte!
Siento que estoy en una etapa en mi vida en la que encontrarme con tu blog fue una señal del universo para que acomode mis ideas y afirme que la vida puede ser todo lo que quiera hacer de ella, que si la siento gris y no me gusta la puedo pintar de colores… y que si tengo el deseo y las ganas de conocer lo más que pueda del mundo y las personas, lo voy a hacer!
Mucha felicidad y cosas lindas para los días viajeros que se vienen!!! (bah, y para siempre!)
Un beso!
Neri