Iba con la premisa de que en Núremberg se encuentra el mercado más tradicional. “Vas a ver que todos los puestos son iguales” “Los techitos rojos y blancos son muy típicos” “No hay otro mercado como el de Núremberg”, me habían dicho, y con esa idea llegué a la ciudad, la primera que visitaba en Alemania después de mi viaje por Berlín.

Cuando llegás a un destino que no conocés pero con una idea tan puntual, es imposible que tus ojos vean algo distinto. “¿Vienes por los festejos del Adviento?”, me preguntó la señora en el mostrador del hotel, y ahí aprendí la primera cosa: en Núremberg lo que se celebra es el primer período del año litúrgico cristiano. El Adviento consiste en un tiempo de preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Cristo y abarca los cuatro domingos anteriores a la Navidad.
Qué hacer en Núremberg en Navidad
Casualmente ─o no─ esta es la fecha en que inauguran la mayoría de los Mercados Navideños en Europa y Núremberg no es la excepción. En este post les voy a contar qué hacer en Núremberg en Navidad para que puedan experimentar esa tradición de la que tanto me habían hablado.
Visitar el Mercado de Christkindlesmarkt
Se trata, ni más ni menos, que del mercado más grande instalado en Nüremberg (y el más pintoresco también). Ubicado en la Plaza Central ─donde el resto del año también funciona un mercado─, el Christkindlesmarkt está enmarcado por la Iglesia de Nuestra Señora y tiene más de 180 puestos donde se puede comprar desde adornos navideños hasta salchichas a la parrilla.

La ciudad de madera, como llaman a este mercado, tiene la particularidad de que todos los puestos son iguales: mismo material, toldito a rayas rojo y blanco. No está dividido por secciones, lo que lo hace aún más interesante: es chiquito, pero genial para perderse husmeando los puestos, buscando curiosidades y disfrutando de toda la atmósfera que arranca a las 10 de la mañana y termina pasadas las 9. Si no son muy fan de Navidad, da lo mismo: no hay manera de que todo esto no te contagie. Y si estás en Núremberg para esta época, es imposible que no pases un buen rato, aunque sea una vez al día, deambulando por este mercado.

Mi viaje duró tres días y aunque en mi lista de “Qué hacer en Núremberg en Navidad” había muchas cosas, admito que sentía una especie de atracción magnética por el Christkindlesmarkt. Algo así como eso de que todos los caminos me llevaban hasta ahí. Al principio creí que era porque se trataba del primero. “Seguro que cuando siga viajando me voy a aburrir o voy a ver otros más lindos”. Alerta spoiler: este fue el mercado que más me gustó. A lo mejor por lo compacto, a lo mejor porque sí, es el que más guarda la tradición, y eso se percibe en todo. Ya vamos a ver más en este post.
Asistir al acto de inauguración (para ver al Christkind)
La fecha varía año a año y siempre es el viernes antes del primer domingo de Adviento. A mí me tocó en el segundo día en Núremberg y creo que ahí comencé a vivir eso de “lo tradicional”.
El acto de inauguración sucede cada año en el Christkindlesmarkt. Desde el mirador de la Iglesia Nuestra Señora, una joven vestida de Niño Dios es la encargada del discurso inaugural, túnica blanca y unos rizos dorados que parecen brillar en la noche. Como leen: desde 1948 y cada dos años se elige a una nueva chica para que encarne al personaje. Los requisitos: vivir en Núremberg, tener entre 16 y 19 años y medir, al menos 1,60.

El acto ─que es relativamente breve─ consiste en esta aparición, donde la joven da un discurso de bienvenida e invita a todos los adultos a ser niños otra vez. Después hay bandas, y el mercado queda oficialmente inaugurado. Sin embargo, me impresionó el poder de convocatoria: creo que no había ni una sola persona en Núremberg que no estuviera en la plaza esa noche. Y todo, por supuesto, en mucha calma. Admito que no soy muy amante de las conglomeraciones ─menos si hay niños y cochecitos involucrados─ pero encontrarme en el corazón de la plaza justo en el momento en que Christkind (que, además, le da nombre al mercado) hacía su esperada aparición en el balcón de la iglesia, fue algo emocionante.
Brindar con Glühwein
Es lo que todo el mundo fue a hacer luego de la ceremonia, y no se me ocurre mejor plan. El glühwein es, ni más ni menos, que vino caliente con especias. No arruguen la cara: créanme que no hay nada mejor para paliar el frío. Este vino tinto que mezcla clavo de olor, canela, naranja y anís es un clásico a la hora de pensar qué hacer en Núremberg en Navidad.

El trato es así: uno paga un depósito de 6 euros por la taza + 3 euros el refill de vino. Si quiere, se lleva la taza a su casa, si no la devuelve y le reintegran los 6 euros. No te sirven si no es en la taza oficial y cada año tienen un diseño distinto. Si me preguntan, es un re lindo suvenir.
¿Y qué onda el glühwein? Es difícil de clasificar. Tiene amantes y detractores y yo estoy en el primer grupo. A mí me encanta la mezcla. Bien caliente y humeante abriga la panza y tiene un sabor dulzón que no le pelea al paladar. Si se enfría se hace más difícil ─y con los casi 0° de la noche alemana, se enfría rápido─ pero pasa igual. Si tuvieron chance de probar el canelazo ecuatoriano, y les gustó, el glühwein es un sí garantizado. Si no, denle una chance. Dicen, además, que el Núremberg es el más rico de todos, y doy fe.
Probar las salchichas de Núremberg
Hablar de gastronomía alemana es, inevitablemente, hablar de salchichas. Y Núremberg, por supuesto, no es la excepción.
Las salchichas de Núremberg, que cuentan con denominación de origen desde el año 2003, tienen una particularidad: son chiquitas como los dedos de una mano y vienen de a tres. De cocinan a la parrilla ─el humo hace fácil encontrarlas─ y se sirven en sándwich ya sea solas o con chucrut.

Dice la leyenda que los responsables de este tamaño peculiar fueron los cantineros: para burlar el toque de queda decidieron crear un alimento que fuera capaz de pasar por la cerradura y así poder vender comida a los viajeros. Otra versión dice que el motivo eran los presos: las salchichas tenían que caber en las cerraduras de sus celdas. Cualquiera sea la verdad, lo cierto es que estas salchichas no se parecen en nada a las que se comen en el resto de Alemania y, durante las ferias navideñas, son el plato por excelencia de los mercados. Si se preguntan qué hacer en Núremberg en Navidad, probar esas salchichas es casi una obligación.
Visitar el Mercado de las Ciudades Hermanadas
Muy cerca del Christkindlesmarkt se encuentra el Mercado de las Ciudades Hermanadas. Se trata de un sector donde tienen un puesto todas las ciudades que confraternizaron con Núremberg. Desde artesanías cubanas hasta corbatas escocesas, este mercado ofrece productos que rara vez podrían estar juntos.

Aunque está un poco escondido en comparación al resto de los puestos, este mercado me gustó por dos motivos. Primero, porque es un poco disruptivo respecto del resto. Mientras que en todos los demás puestos abundan adornos de navidad similares y puestos de comida típica de la ciudad, acá hay de todo, y de todo color. Personalmente, me quedé muy enganchada con un señor cubano que vendía sus trabajos en madera (y era el centro del mercado), y dejé mi colaboración en el puesto de Palestina (me traje un aceite de oliva que la rompe). Segundo, porque aunque se trata de algo que “se sale del renglón” en cierto modo, los puestos son iguales a los del resto del mercado, lo que hace que todo esté muy hermosamente integrado, como parte de un todo.
Subir al mirador de la Iglesia de Nuestra Señora
Vale 5 euros la subida, pero estas vistas valen mucho la pena. ¿Qué hacer en Núremberg en Navidad? Mirar el Christkindlesmarkt desde arriba.

Esta iglesia gótica, que data del siglo XIV, tiene una arquitectura tan particular que se vuelve reconocible frente a las otras iglesias de la ciudad y, en épocas no navideñas, es el punto de encuentro en el Hauptmarkt. Una vez realizado el acto de inauguración, el ascenso vuelve a ser posible y el mercado que hasta hace un ratito estaba colmado de gente, aromas de humo mezclado con jengibre y adornos navideño de todo tipo y color, ahora se vuelve un manto blanco y rojo…
Almorzar (o tomar cerveza) con una vista total
Digamos que me enteré tarde, porque este era el lugar desde donde ver la ceremonia inaugural (aunque nada como verlo con la muchedumbre en la plaza). El restaurante Oberkrainer, justo en el lado opuesto de la iglesia, tiene mesas en el primer piso junto a ventanas bien amplias que permiten una vista panorámica del mercado, iglesia incluida. Si son valientes y se le animan al frío pueden salir a la terraza. (La vista es espectacular).

Visitar el Mercado de los Niños
Bien pegadito al Christkindlesmarkt, bordeando la Iglesia de Nuestra Señora, está el Mercado de los Niños. Se nota de entrada: hay un carrusel enorme en el medio y cada puesto está coronado con figuras que parecen salidas de cuento ─algunas, incluso, hasta se mueven─. Si uno viaja sin hijos, como es mi caso, puede pensar erróneamente que no tiene mucho sentido ir hasta allá. ¿Qué hace uno, sino sentirse muy solo, en medio de una horda de padres atiborrados de criaturas exaltadas de espíritu navideño? Se contagia, eso hace.

Husmea disimuladamente cómo los hijos de otros hacen todo lo que hay para hacer en ese mercado: dejar cartitas para Papá Noel, hacer velas navideñas, decorar galletas. Porque si hay algo que diferencia a este mercado de los otros, es que acá el público participa. Así que si se están preguntando qué hacer en Núremberg en Navidad con niños, esta es una buena respuesta.
Amar las Lebkuchen
Podríamos decir que la gastronomía navideña de Núremberg se compone de tres elementos: las salchichas, el vino y estas galletas de jengibre que son un clásico de los mercados. Las Elisen-Lebkucken (tal como se llama a las que son propias de esta ciudad) son unas galletas hachas a base de avellanas, nueces y almendras, y contienen además naranja, limón y jengibre. Lo espectacular de este dulce, es que no puede llevar más del 11% de harina (con lo cual, la consistencia se la dan los frutos secos.

Hay por todos lados y de todo tipo: desde las tradicionales, ligeramente glaseadas, hasta aglunas cubiertas con chocolate, glasé de colores, nueces o más almendras. Cada lebkuchen cuesta alrededor de los 2 euros, pero son tan grandes que es difícil terminar más de una. Eso sí: las ganas de llevarse algunas a casa son algo inevitable.
Perderse en el Centro Histórico
Claro que si hablamos de qué hacer en Núremberg en Navidad casi todos los puntos van a tener que ver con los mercados. Sin embargo, el espíritu trasciende y toda la ciudad se pone hermosa en esta época del año. Así que si están de paseo y quieren escapar un poco de las multitudes, perderse en el centro histórico también puede ser una buena opción (y si tienen la suerte de que salga el sol, ni les cuento las fotos que se hacen).



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