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Los paraguas y yo

Mis ganas de avanzar y mi incansable aburrimiento me han llevado en el último año a ser objeto de estudio en diferentes entrevistas laborales. Siempre que me digo a mi misma ‘esto sí que es lo último’, aparece un nuevo cristiano con alguna otra consigan insólita como: ‘En una guerra de superhéroes, ¿quién ganaría: Magnus Prime o Spiderman?’, o ‘por favor no olvide especificar su signo en el horóscopo chino’. Juro que no miento, estas preguntas me las hicieron, y aún hoy sigo tratando de entender qué pueden develar sobre mi las respuestas que di.

Una de las preselecciones más extensas incluyó 3 entrevistas personales, donde charlamos absolutamente sobre todo, y finalmente el famoso examen psicotécnico. Yo se que soy chapada a la antigua, pero realmente estas cosas me parecen una estupidez. No solo porque uno no es tonto, entonces en ‘debilidades’ no va a poner cosas como: «me quedo siempre dormido, o soy sensible y lloro si mi jefe me reta»; sino porque todos los hemos hecho ya alguna vez, y por ende sabemos las respuestas. Sabemos que si nos hacen dibujar una casita hay que empezar dibujando el pasto, que hay que hacerle humito a la chimenea (¿? nunca se me ocurriría, mi casa no tiene chimenea!), que no hay que dibuja rejas, etc. Entonces, ¿qué de autentico hay en algo que todo el mundo soluciona por Internet antes de efectuarlo realmente?

Mi problema, sin embargo, se presenta al momento de dibujar al hombrecito bajo la lluvia. Todo el mundo sabe que es fundamental el tema del paraguas, porque parece que si sos como yo y odias salir a sacarle ojos a la gente por la calle, sos una persona que no está prevenida. En fin, yo que siempre voy a la honestidad brutal en este tipo de situaciones, opte por dibujarme a mi misma y me hice con los brazos bien abierto mirando al cielo, con el agua mojandome la cara – sin maquillaje por supuesto-. Cuando llego el momento de la explicación aclaré que aunque se que debo dibujar el paraguas, no lo hice porque va contra mi realidad, porque amo la lluvia, y jamás uso paraguas. La psicóloga sonrió, y pasé la entrevista.

Se ven románticos…

…pero en el fondo son asesinos seriales.

De todo esto me estoy acordando hoy, unos cuantos meses después de aquél episodio, porque acabo de venir de otra entrevista y está lloviendo como si fuera la última vez. A mi la lluvia me gusta más que nada, más cuando es a borbotones, y se hacen esas burbujitas en el pavimento. Lo que no soporto, esa asociación directa lluvia = paraguas, que no tienen por qué ir de la mano. Nunca tuve onda con los paraguas, me parece que están predestinados a entorpecer más que a ayudar, y que en fondo los guía un instinto asesino incontratable. (Eso, o la gente que usa paraguas es muy idiota). Ejemplo: lluvia torrencial en la esquina de Santa Fe y Callao. Esa esquina es un caos de por sí, entre las sillas del bar, el de los diarios, el del kiosco diminuto, las viejas paquetas que charlan en la vereda, los que quieren cruzar la calle y los que simplemente queremos doblar. Si a todo esto le sumamos un paraguas cada 2 personas, nos encontramos con 8 puntas buscando el mejor ojo que atacar, o con un mango dispuesto a partir costillas de manera infame, porque al final, a quién le importa de quién es el paraguas. Igual los que más, más bronca me dan son los robadores de balcones. Nosotros, los que por comodidad o principios no usamos paraguas, nos refugiamos normalmente abajo de los balcones, o toldos o techos, y solemos caminar bien contra la pared. Yo, por ejemplo, ya tengo un circuito establecido de mi casa al trabajo, ya estudié los mejores techos y créanme que llego casi sequita. Pero nunca faltan los tremendos egoístas que también buscan los balcones aún teniendo paraguas…¿no se supone que ya estás protegido?, ¿para qué querés el techito si vos ya tenés tu techo portátil? ¿eh? ¡Y lo peor de todo es que muchos se quedan esperando que vos, que venís sin capucha siquiera, les cedas el paso! Porque tenés que elegir: o te mojás o usas un parche de por vida, y por más onda que le pongas no te va a quedar bien…

Así que prefiero seguir empapándome, un poco indignada, en este día en el que afuera está precioso para quedarse acá adentro.

Si la cuestión paragüera y laborar también te indigna como a mí, te recomiendo este y este post, de los chicos de Rutina Cortada a Cuchillo. (Porque se ve que somos varios).


Laura Lazzarino

Soy Laura y desde 2008 vivo con mi mochila a cuestas, con un único objetivo: viajar para contarlo. Este blog es el resultado de mis aventuras a lo largo de +70 países. ¡Bienvenido a bordo!

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