El calor es verdaderamente insoportable. Corre viento caliente y el titular del diario de este domingo anuncia: NICARAGUA SIN AGUA. Qué alentador. Después de almorzar queremos ir a un parque o a algún espacio verde, pero sé que no abundan por acá. Caminando pasamos la tarde. Visitamos la iglesia de la Virgen de Guadalupe, sacamos fotos a algunos murales de Sandino.


Pasamos frente a un edificio muy viejo que esta frente a la plaza, opuesto a la catedral y un señor muy entusiasta nos invita a pasar al Museo de la Revolución. El “museo” no es mas que una habitación cuyas paredes están cubiertas de fotos, recortes de diarios y fotocopias. Pero la desilusión dura realmente muy poco porque nuestro guía habla tanto, con tanto entusiasmo que en seguida nos mete en medio de la historia y como si fuera una nena escucho atentamente todo el cuento que él me está contando sobre el sandinismo, desde que nació en General de Hombres Libres hasta el día de hoy. Suponemos que el fue un combatiente de la guerrilla por la forma que tiene de expresarse y por algo que percibo en sus ojos, algo profundo, una mezcla de pasión, dolor y convicciones.
Yo estoy super feliz, estoy en Nicaragua, la tierra de Sandino. Siento que estoy cumpliendo conmigo misma y todo me parece mucho mas increíble de lo que ya es aún. Recuerdo ahora las veces que prometí venir un día a este país pensando en eso como algo lejano, porque estaba segura de que iban a pasar muchos países por mi, antes de llegar hasta acá. No pensé nunca que todo estuviera tan vivo, tan a flor de piel, que la historia sería tan joven como para ser historia.
Después del museo vamos a visitar a la catedral, y sin querer quedamos en medio de un casamiento. No lo imaginé nunca porque son las 4 de la tarde y la gente está vestida muy informal. Me llama la atención el aspecto de los novios: ella debe rozar con suerte los 17 o 18 años, y él está en esa etapa por la que pasan todos los hombres en que tienen su cara llena de acné y algunos pelos desordenados a modo de barba. Son muy jóvenes, pero parece ser la norma por acá.
La Catedral de Leon es la más grande de todo Centroamérica. Su construcción se inció en 1747 y se tardaron 100 años en concluirla. Aunque está visiblemente deteriorada por el paso del tiempo, su belleza intrínseca se mantiene intacta.
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