Durante el rodaje de #3TravelBloggers visité Cali en modo turista. Fue una experiencia totalmente distinta a mi primera vez en la ciudad. En este post una lista de cosas que ver y que hacer en Cali, desde las más tradicionales hasta las recomendaciones más subjetivas.
Puede que Cali no sea la primera ciudad que a uno se le venga a la mente antes de planificar un viaje a Colombia. Porque no, no tiene el encanto indiscutido de Cartagena, ni ese no-se-que que tiene Medellín, ni las playas de Caribe, ni nada de todo eso que entra compacto en cualquier folleto turístico. Cali no impacta a primera vista, y tal vez eso mismo sea su propio atractivo: para quererla hay que descubrirla.
Con un patrimonio Afro-Caribeño rico en historia, cultura y tradición, viajar a Cali implica conocer la puerta de entrada al Pacífico, a una Colombia distinta llena de sabor (de ese que hace mover las caderas y del que deja el paladar contento también). Estuve por primera vez en la ciudad en 2011, durante mi viaje a dedo por continente, y confieso que más allá de los ratos entre amigos y las tardes en Siloé, la ciudad pasó por mí sin muchas penas ni glorias. Hoy, cuatro años más tarde y después de haber vuelto por segunda vez entiendo que la visión que tenía de la ciudad estaba algo incompleta.
En este post, una lista de todas esas cosas que ver y que hacer en Cali, desde las entrañables (y tan famosas) hasta las más escondidas en el corazón del Valle del Cauca.
Comer comida caleña
En algo nos parecemos Brad Pitt y yo: aparecemos comiendo en todas las escenas (ejem, bueno, en este caso, en todos los post). Me encanta la comida, no lo puedo evitar, y si es de esas que sólo se comen en un lugar, entonces mucho mejor.
Opción 1 ─ comida callejera:
La lista de las cosas que uno puede comer en las veredas caleñas es enorme y muy variada. De todos los sabores, hay tres que repetiría hasta el cansancio. Por eso van en mi lista de cosas que ver y que hacer en Cali: lulada, pandebono y empanaditas.
La lulada es una bebida muy típica que está hecha a base de lulo, una fruta tropical bastante ácida y muy parecida al tomate. A diferencia del jugo, la lulada no se cuela: se sirve con los trozos grandes de la fruta macerada, mucha azúcar y mucho hielo.
El pandebono es un pancito a base de harina de trigo, almidón de yuca y queso, bastante parecido al chipá paraguayo, pero mucho más suavecito (lo que se traduce en comer, comer y comer).
Las empanaditas son otra tentación. A diferencia de las empanadas que nosotros estamos acostumbradas a comer, las empanadas vallunas (se llaman así porque son típicas del Valle del Cauca) se hacen con harina de maíz y son muy chiquitas. El relleno puede variar entre carne de res, carne de cerdo, o las dos, mezclados con papas y diferentes especias. Pero si ya con esto no alcanza, lo que hace todavía más resistibles a las empanaditas es que se suelen servir con guacamole, ají o limón. Otra vez: comer, comer y comer.



Opción 2 ─ comida que viene volando:
No suelo recomendar restaurantes, pero esta vez tengo que hacer la excepción. Los platillos voladores es un restaurant dedicado a fusionar lo mejor de los sabores del Pacífico, en un ambiente muy personal y con una presentación de primer nivel. Los precios se salen un poco del presupuesto mochilero, pero si se quieren dar un gustito, este es el lugar (sí, acá hubiese deseado que Juan estuviera conmigo!). Hay que esperar bastante para cada plato, porque todo se prepara en el momento. Mi recomendación: los palitos de chontaduro.
Opción 3 ─ creatividad en un contenedor:
No sé si esto cataloga como “comida caleña” en el sentido más literal de la frase, pero la idea es tan original, que hay que probarlo. Con-tenedor es un pequeño emprendimiento de gente joven que quiso darle un vuelta de rosca a la comida chatarra y hacerla saludable (o, al menos, lo más saludable posible). Todo es casero, hasta las salchichas y aunque el menú es acotado hay opciones vegetarianas y hasta caninas…
Elegir una gata
Sobre la margen izquierda del Río Cali, en la zona de Normandía, se encuentra una de las esculturas más emblemáticas (y más curiosas también) de la ciudad. El Gato del Río es una obra de Hernando Tejada, que mide 3,5 metros y que fue donada a la ciudad en el marco de un proceso de embellecimiento de la ribera en 1996. Según la versión popular, el gato es una representación del hombre caleño: coqueto, nocturno, parrandero. Hasta ahí, entendible. El tema es que diez años más tarde, en una iniciativa de revalorizar el parque aledaño al Gato, quince artistas fueron convocados a decorar esculturas de gatas, todas moldeadas bajo el mismo criterio, para acompañar a la obra principal.
Reconozco que cuando me contaron la versión extraoficial, no pude evitar sentir una cierta incomodidad. Todo bien con que el hombre caleño sea mujeriego, pero de ahí a ponerle una fila de novias detrás, todas coquetas para que él elija, se me hacía demasiado. Sin embargo ─ y como suele suceder en estos casos ─ mi mini indignación duró poco cuando escuché la versión más oficial del caso. Al parecer, Tejada dejó al gato cuidando a cada una de las mujeres de las que se enamoró, y las obras son un homenaje a las mujeres de Cali, todas hermosas y diferentes entre sí.
Cualquiera sea la versión, lo cierto es que las gatas son un atractivo en sí mismas, embellecen la ciudad y aportan a su identidad cultural. Con el correr del tiempo nuevas esculturas se fueron sumando a esta iniciativa y no ya en el parque solamente, sino también por otras áreas de la ciudad. Viéndolas todas, es imposible no elegir alguna. Mi preferida “No hay gato”.

Armar el rompecabezas del centro histórico
Me reconozco como una persona con bastante sentido de la orientación y muy buena memoria fotográfica. Es raro que me pierda, pero Cali me ganó. Por muchos 15 días del primer viaje, y por mucho mapa e indicaciones del segundo, sigo sin poder armar en mi mente el acertijo del centro. Es como si los edificios fueran apareciendo a medida que voy caminando, sin ningúna conexión. Si ustedes pueden, adelante. Estas fotos que siguen son algunos de los puntos de interés que ver y que hacer en Cali. No se los pueden perder:




Perderse en Caliwood
Estados Unidos no es el único país que tiene cine que mostrar al mundo. Si la India tiene el suyo y Nigeria también, Cali no quiso quedarse atrás. Caliwood es el primer museo de cinematografía de la historia de Colombia, y su ubicación no es casual: Cali es una ciudad pionera en el séptimo arte.
Aunque el museo es chico, sin lugar a dudas es una de las cosas que ver y que hacer en Colombia. La colección que tiene es por demás de amplia: desde proyectores de cine de teatros y domésticos, pasando por posters, butacas de diferentes épocas y hasta una colección de más de 125 cámaras de fotos. No hace falta ser un sabiondo, con soltarle la correa a la curiosidad basta (yo me pasé toda una tarde y ni me di cuenta). La frutilla del postre: hay una pequeña sala de cine donde se pueden ver películas en blanco y negro, de los primeros cortos. Los efectos son geniales.

No se pierdan estas carteleras:

Vivir la salsa
Cali no es Cali sin salsa. No importa si bailan bien o mal, si saben o no, si prefieren quedarse sentados mirando como bailan otros. No se vayan de Cali sin mover el esqueleto…

Otras cosas que ver y que hacer en Cali
Y si quieren ver un poco más sobre este viaje, no se pierdan este video:
Este viaje a Cali fue parte del proyecto #3TravelBloggers y contó con el apoyo de Avianca y de Cali Exposhow. Mantengo total control de lo que escribo (aunque a veces escriba descontroladamente).
La guía será subjetiva pero objetivamente estoy muy de acuerdo con las recomendaciones que indicas 😉
🙂
Chica de 26 a 37 años que quiera viajar recorrer Colombia , soy de Ecuador quiero darme unas vacaciones pauldelgadocruzatty@icloud.com
Conocer Cali fue Genial! como fuimos en familia y a varios lugares del valle del cauca, alquilamos alquiler un carro con elrentacar.com me fue muy bien los recomiendo mucho.
IMPECABLE – Cali es una ciudad que se vive paso a paso y hace que te descubras a ti mismo. Hemos dejado de ser una ciudad de paso a convertirnos en la ciudad de la que no te quieres ir.