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Festejos del primer grito (¿libertario?) de América

El notable frío de la mañana no impide que una horda de desordenados sonidos latosos invada el patio de la vecindad a la que pertenece la casa de Kim y Dries. El sol ya se ha asomado cuando nosotros nos resignamos a abandonar nuestro colchón, pero hace rato que escuchamos las bandas ensayar a los lejos. Platillos, tambores, trompetas y más platillos van regando nuestro patio y no cuesta imaginarse a los niños empeñándose por lograr la armonía. Y es que Sucre se está preparando con gran entusiasmo para celebrar este 25 de mayo, en el que se conmemora el primer grito libertario de América.

Por aquél entonces Sucre no era Sucre, sino Chuquisaca, segunda ciudad de importancia en todo el Virreinato. Y aunque desde la propia llegada de los españoles los indígenas (sumados luego a los criollos) se rebelaron contra el maltrato por parte de los conquistadores, el evento ocurrido el 25 de mayo de 1809 en esta ciudad se reconoce como el primer antecedente independentista. Y como yo soy de aquellas personas que disfrutan de los festejos patrios –aunque sean de otro país-, optamos por extender nuestra estadía y quedarnos para ver el acto.

Entre los eventos que generan más expectativa, los desfiles de todas las escuelas ocupan el primer lugar. Ya desde un día antes copan la plaza y las principales calles del centro al son de sus bandas, esas mismas que han oficiado como despertador polifónico durante los últimos días. Nosotros nos mezclamos entre la gente que se apiña en las calles y veredas, aunque es un poco difícil. Hay niños y adolescentes marchando por todas partes, maestros, periodistas y unos cuantos turistas curiosos. Reina un sentimiento festivo y se respira alegría por doquier. En el centro y en la plaza se han apostado todo tipo de vendedores de comida: los tradicionales anticuchos, las globalizadas hamburguesas y mi delicia popular preferida…las papas rellenas! Dios bendiga las papas rellenas bolivianas. Por tan sólo 2 Bvs. (es decir U$D 0.30 ctv. / AR$ 1,20) uno puede degustar una enorme bola de puré de papa frito, relleno de carne, huevo duro, queso o mixto – definitivamente el mejor – con ensalada y salsa de tomate. Así que el 24 de mayo lo pasamos entre bastoneras adolescentes con polleras super cortas, niñitos vestidos de soldado marchando obedientemente y panzadas de papas rellenas degustadas en el cordón de la vereda, viendo las bandas pasar.

Las banderas sucrenses blancas y rojas se adueñan del horizonte del 25 de mayo. Los desfiles del día anterior siguen su curso, y nosotros miramos de a ratos, mientras seguimos paseando por la ciudad. Pero después del mediodía, bajando por una de las calles que dan a la plaza central, descubro a lo lejos la figura clara de Evo Morales saludando desde un balcón. A diferencia de lo que podría esperarse, el hecho pasa desapercibido. Hay gente que vino desde La Paz y que agita whipalas a lo alto. La congregación es tan pobre, la seguridad tan mínima, que una señora intenta captar la atención del presidente a los saltos y gritos, y lo consigue en varias oportunidades. Pienso en lo sencillo que sería, si así alguien quisiera, quitarle la vida a Evo de un solo balazo. Pero a nadie parece importarle en absoluto. La forma en que Sucre le da la espalda a Morales es groseramente notoria. Y lo que se me hace tal vez más burdo aún no es en sí el rechazo, sino los motivos del mismo. “Es un indio de mierda”, así se justifica la oposición en la calle, lisa y llanamente. Y así también busca no mezclarse con ese puñado de gente que se ha bajado de unos pequeños y abultados micros a escuchar las palabras que el mandatario tiene para decir. Sí, Evo desciende de una familia aborigen. ¿Y? ¿No están hoy mismo celebrando la emancipación de autoridades extranjeras que abusaban sin piedad de esos mismos aborígenes? ¿No tiene Bolivia acaso, atroces antecedentes gubernamentales en mano de gente venida de afuera? Porque que este gobierno tiene muchos errores, no se pone en discusión. Lo que simplemente no puedo aceptar, es que se lo descalifique rotundamente por sus raíces.

El periódico del día 26 empaña las noticias de los festejos para informar que la ciudad recibió a Evo con abucheos, reclamando por tres jóvenes fallecidos en enfrentamientos con la policía. Como contrapartida, en la web se recuerdan los incidentes del 2008. Entonces estudiantes sucrenses capturaron a un grupo de indígenas que venían en apoyo del presidente y los humillaron en la plaza pública, al grito de “Esto es Sucre, carajo; Sucre se respeta, carajo”. El enfrentamiento parece no tener fin y entristece. Y como suele suceder, la fecha patria se torna más en un excelente motivo para no ir a trabajar, que en una verdadera conmemoración. Porque si realmente se reflexionara en el auténtico significado de lo que se celebra, no haría falta rascarse mucho la cabeza para notar que este enfrentamiento es absurdo, o mejor dicho incompatible. O celebramos la rebelión aborigen contra las manos hostigadoras, o celebramos simplemente que el poder de hostigar cambió de manos. Y aún así no deja de parecerme ridículo que personas que a mis ojos se ven idénticas se enfrenten defendiendo la bandera de una estirpe que caducó hace siglos. Por Dios Bolivia, te queremos hermana.

Laura Lazzarino

Soy Laura y desde 2008 vivo con mi mochila a cuestas, con un único objetivo: viajar para contarlo. Este blog es el resultado de mis aventuras a lo largo de +70 países. ¡Bienvenido a bordo!

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