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Alojamiento para mochileros: de la carpa al 5 estrellas

Es una pregunta frecuente. Hablás de viajes y a la gente se le ilumina la cara. Ve tus fotos, escucha tus historias y el bichito de los mapas empieza a picar fuerte. Porque todos, sin importar la edad, tenemos un lugar que queremos conocer, una fantasía viajera para antes de morir. 

Pero el globo de una vida de viajes se pincha rápido. Todos pueden imaginarse dejando su casa pasa pasar una tarde en la montaña, tirados frente al mar, o comiendo en un lindo puesto de mariscos. Cuando la noche entra en la imaginación, el color de rosa se vuelve oscuro. ¿Y dónde dormís? Porque saben que viajo con poco presupuesto, la respuesta les parece indescifrable. Dos opciones: o se piensan que paso cada noche en la carpa, en cualquier lado, debajo de un puente, en una plaza; o se quedan bloqueados sin saber qué pensar. Las noches y las comidas tienen eso: son el punto en común de cualquier estilo de vida y, a la vez, el destino de la mayor parte del presupuesto de cualquier viaje. O no.

En este post, voy a compartir todo eso que podría abarcarse bajo la etiqueta «alojamiento para mochileros». Van a ver que es amplio, porque a veces vale más el ingenio o la simpatía que una billetera gorda.

Acampar:

No voy a negar que es una opción imprescindible.  Tenemos (y recomendamos llevar) una carpa, por varios motivos:

 Salir del apuro. La carpa es un refugio portátil, un techo disponible ante cualquier emergencia. Claro que supone un peso extra, pero lo amerita. Lo mejor es comprar una carpa liviana (no más de 2 kg.) para no andar padeciéndola a cada paso.

En lo que a alojamiento para mochilero respecta, la carpa es siempre la primera opción
Una vez, en Brasil, el dueño de un restaurant nos dejó poner la carpa dentro de su negocio. Tan buena onda fue, que además de salvarnos la noche, nos invitó unas pizzas y me dejó en control remoto de la tele. La carpa está puesta con una ubicación estratégica…por si no se dieron cuenta 😉

 “¿Para qué quiero un hotel 5 estrellas si puedo tener uno de mil estrellas?”, leí una vez por ahí. Y es cierto, la carpa permite eso: plantar bandera en cualquier lado, despertarse con los mejores paisajes, disfrutar de la naturaleza.

Alojamiento para mochileros: acampar en Mochima
Vista desde nuestra carpa en las playas de Mochima, Venezuela. De no haberla tenido, tendríamos que haber hecho como todo el resto: llegar por la mañana e irnos por la tarde. Así pudimos quedarnos en ese paraíso durante cinco días, y disfrutar de la playa para nosotros solos ni bien se iban las últimas lanchas.

 Nos gusta acampar, no hay vuelta. Es cierto que a veces dormir en el piso es algo incómodo, que hay que tener buen equipo para no pasarla mal, y que no es para todos. Pero no hay con qué darle. Amo la carpa.

alojamiento para mochileros: la carpa nunca falla
No hay con qué darle a la libertad de poder amanecer en lugares como este… (Caminos Jalqas, Bolivia)

¿Pero cómo hacer cuando no hay camping?

La idea de dormir en la naturaleza suele esquematizarse a instalaciones habilitadas para tal cosa. Claro que en el camping hay muchos problemas que se ahorran, como los baños o la electricidad, pero no todos los países tienen cultura de acampe. En ese caso no hace falta recurrir al extremo de poner la carpa en cualquier lado: de hecho, hay que ser precavidos para no pasarla mal. Pasar la noche en una plaza o debajo de un puente (nunca lo hice, pero cito el ejemplo porque es el número uno de las fantasías populares!) puede ser un tanto riesgoso. Lo que nosotros hacemos cuando llegamos a un lugar y no tenemos donde pasar la noche, es preguntarle a la gente local. Hemos acampado en patios de iglesias, en escuelas, en cuarteles de bomberos, en canchas de fútbol, en un salón de fiestas infantiles, con la Guardia Costera. Como vieron, incluso, nos dejaron poner la carpa adentro de un restaurant. Nunca falta quien nos ofrezca el patio de su casa, lo que nos permite dormir seguros y compartir con gente local.

Couchsurfing:

Es el rey del alojamiento para mochileros. Esta plataforma de intercambio de hospedaje gratuito pone en contacto directo a los viajeros con los locales. Para participar basta con tener un perfil completo. Acá pueden visitar el mío (tengo que actualizarlo también en inglés).

¿Cómo funciona couchsurfing?

En primer lugar hace falta crearse una cuenta. Luego hay que decidir si vamos a ofrecer alojamiento, pedir alojamiento, o ambos. (No es obligación ofrecer sofá, se puede, simplemente, ofrecer tomar un café, mostrar la ciudad, o participar de las actividades grupales). Si vamos a pedir alojamiento, tenemos que buscar los couch disponibles en las ciudades a las que vamos a viajar, y enviar solicitudes. Es recomendable leer bien los perfiles de los host (por respeto, para saber con quién podemos tener más afinidad y para no llevarse ninguna sorpresa) ser precisos en cuanto a fechas, y brindar toda la información que la otra persona pueda necesitar. Conviene mandar más de una solicitud ya que a veces no todos responden.

¿Hay que pagar algo?

No, la base de Couchsurfing es el intercambio cultural, no monetario. Sin embargo, está bueno demostrar un poco de gratitud, y si podemos contribuir a este intercambio, mejor. Cocinar algo típico de nuestro país, por ejemplo, es una buena idea. Juan y yo, cuando es posible, damos algunas de las charlas de nuestro Proyecto Educativo en algún espacio en donde trabaje o conozca quien nos está alojando.

couchsurfing Boa Vista
Con Geraldo, nuestro couch en Boa Vista, Brasil. Acá vemos del lado derecho, a él, junto a Juan y a mí compartiendo un poco de gastronomía  (era un sushi versión local). Del lado izquierdo, otros dos compartiendo…entre ellos 🙂
couchsurfing manizales
Esta es la casa de Andrés, nuestro couch en Manizales, Colombia. Lo que se ve en la foto es todo lo el espacio que tenía para ofrecernos. Era muy chiquito, pero yo fui feliz. Andrés es un maniático de las notitas (como pueden ver), e hizo que no me sintiera tan loca por andar dejándome cartelitos a mí misma. Sus notas eran excelentes. Tenía además una biblioteca envidiable. De verdad que no nos queríamos ir.
tortugas marinas cayena
Le enviamos solicitud a Elizabeth, en Cayenne, Guyana Francesa, porque vimos en su perfil que vivía cerca del lugar donde desovan las tortugas. Cuando ella leyó que hacía meses que intentaba poder verlas, no tardó en responder. Esta foto es en el patio trasero de su casa.
Servio Zapata
Servio nos recibió en Guayaquil. Qué puedo decir…nunca había conocido a un pintor, menos de su talla. En este post relato cómo fue vivir en su casa.

Punto importante: no tenemos que olvidar que no estamos en un hotel sino conviviendo en casa ajena. Más que nunca tenemos que ser embajadores de nuestro país y de nuestras familias. Además de amoldarse a los horarios/normas/costumbres de la casa, conviene tener en mente preceptos básicos como “lavar lo que ensucié” “reponer lo que usé”.

¿Es seguro?

Sí, el sistema de referencias es un indicador bastante bueno. Por eso se recomienda leerlas con atención. Además, es posible escribirles a las personas que dejaron esas referencias. Cuando vivía en Buenos Aires, por ejemplo, un chico italiano me mandó una solicitud. Tuve algo de temor, porque vivía sola, por lo que decidí enviarles un correo a algunas chicas que figuraban en su perfil, contándoles mi situación. Finalmente él vino a casa, y hasta terminó pasando Navidad en casa de mi familia.

¿Tiene alguna contra?

Claro, como todo sistema. Mucha gente lo utiliza para “ligar” (palabra super española pero no se me ocurre otra mejor) o para irse de fiesta; hay muchos usuarios que jamás responden los correos y la red se ha popularizado demasiado para mi gusto, perdiendo un poco el espíritu original. Pero aún así, la recomiendo. No como una forma de evitarse el gasto de hotel, sino como una herramienta importante a la hora de conocer gente local, de hacer buen uso del viaje y de hacer nuevos amigos.

 

Espontaneidad:

Viajando a dedo, conocemos muchas personas. Y son a veces ellas quienes terminan ofreciéndonos lugar donde dormir. Cuento algunas de esas anécdotas en este post.

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 A veces se puede poner medio bizarro, como acá.

AirBnB

Esta es una opción relativamente nueva en comparación con las demás, y es un intermedio entre CouchSurfing y un hotel. ¿Por qué? Porque dormís en casa de gente (algunas personas ofrecen un cuarto en casa de familia, otras pisos enteros) pero pagás por los servicios. La ventaja es que al estar pagando se garantizan ciertas comodidades y privacidad, sin perder el calor de hogar, y la practicidad de vivir en una casa. La desventaja es que en muchos lugares como Barcelona o Lisboa se puso muy de moda, y los precios se fueron por las nubes. Por suerte, en Latinoamérica eso todavía no pasó, y aunque la oferta es más limitada, sigue siendo una opción económica. Para poder reservar es necesario crearse una cuenta (si siguen ese enlace, tienen un descuento en la primera reserva).

Hostels:

Tampoco somos bichos raros: a veces pagamos por alojamiento. Los hostels son la opción económica del alojamiento “tradicional”: uno paga a cambio de una cama. Para abaratar costos se puede compartir la habitación, y muchos ofrecen la posibilidad de cocinar también. Hay redes internacionales de hostels, páginas para reservar, etc. Nosotros los tomamos como última opción (preferimos la tranquilidad de la carpa y estamos un poco huraños para las fiestas gringas), pero hay mucha variedad: desde hostales básicos por poco dinero, hasta algunos boutique o temáticos. Si se bancan la incertidumbre (y si no van a viajar en temporada alta), lo mejor es pagar al momento de llegar.

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Allá por 2006, pasé un año trabajando como recepcionista de un hostel muy grande que hay en Puerto Iguazú, Argentina. Me sirvió mucho y fue una gran inspiración para esta vida viajera. Conocí mucha gente. Creo que también sirvió como repelente, y ahora, confieso, les rehuyo un poco.  (Gracias Cris por esos ratos!)

Entiendo de todas formas que el espíritu mochilero no es para todo el mundo, o que puede manifestarse de otras maneras que no sea el alojamiento. En ese caso, siempre existen páginas donde reservar hoteles, comprar paquetes turísticos e ir con todo organizado. A mi misma me tocó dejar de ser princesa vagabunda y pasar a ser reina de resort. Comodidad/seguridad mata aventura, dicen. Reconozco que se disfruta igual.

Sé que hay otros sistemas de alojamiento mochilero, pero hasta el momento, estas han sido las alternativas que usé para encontrar un lugar donde dormir durante el viaje, sin matar el presupuesto cada noche. Siempre fueron buenas experiencias, de las que saqué mucho más que una noche de descanso: convivir con gente del lugar, aprender de sus costumbres, pasar tiempo en la naturaleza, forman parte del viaje.

Laura Lazzarino

Soy Laura y desde 2008 vivo con mi mochila a cuestas, con un único objetivo: viajar para contarlo. Este blog es el resultado de mis aventuras a lo largo de +70 países. ¡Bienvenido a bordo!

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