El sur de Italia es otra Italia. Distinta de las grandes ciudades del norte, donde todo tiene una razón de ser, donde los horarios y los esquemas y las buenas costumbres se respetan con precisión de relojero, las regiones meridionales son mucho más austeras y a la vez más auténticas. Para los que no están familiarizados con la cartografía italiana, (la) Puglia es toda esa porción de tierra que abarca “el taco de la bota”. No tiene la fama mundial de Sicilia y Calabria, y justamente por eso todavía queda terreno para la aventura. En esta lista, diez de las mejores cosas para hacer en el sur de Italia, en Puglia:

1- Saltar al mar
Puglia es el sur del sur, la costa más larga de Italia (casi 800 km) y el punto donde se encuentran dos mares: el Adriático y el Iónico. Con ese prontuario, es imposible empezar a hablar de su belleza, sin mencionar las playas. Aunque buena parte de la costa es de escollera (y no de piedras o arena), muchas funcionan como balneario: para entrar al agua hay que animarse a saltar. No me voy a hacer la valiente: dí muchas vueltas hasta animarme, pero una vez que entré, no quería salir. Créanme, el color del agua vence cualquier miedo.
2- Comer tarallis a cualquier hora
Una de las cosas que más me llamó la atención es que Italia es un país pequeño, y aún así cada región tiene su propio sello cultural y gastronómico. Puglia no es la excepción, y me animo a decir que acá todo tiene que ver con la comida. Descurbrí muchas cosas en mis dos semanas por Puglia, pero sin lugar a duda lo mejor de todo fueron los taralli. Unas rueditas saladas hechas de harina de trigo, horneadas y condimentadas que sacan el hambre a cualquier hora. Advertencia: los de cebolla pueden volverse una adicción.
3- Dormir en un trullo (¿un qué?)
No tenía idea de su existencia hasta que los vi por primera vez aparecer de la nada, en medio de los campos. Al principio pensé que se trataba de la extravagancia de algún fanático de los pitufos, hasta que empecé a ver cómo se multiplicaban, y me preocupé: o acá están todos locos, o esto es lo más interesante que ví en mi vida. Un trullo (trulli, en plural), es una construcción cónica, hecha con piedras ensambladas, que podía servir de vivienda o de depósito para los granos que se cultivaban allá por el siglo XVI. No está bien en claro el origen, pero la versión popular cuenta que en la época en que reinaba el feudalismo, las personas debían pagar tributo por cada cuarto que tenían en su casa. El trullo fue la solución: cuando se corría la voz de que venía la AFIP medieval, la gente desarmaba sus trullos y así se evitaba el gasto. Una vez que los indeseables se iban, las piedras volvían a encastrarse y el trullo quedaban nuevamente en pie. Hoy en día los trullos son patrimonio cultural, por lo que está prohibido demolerlos. Todo a los largo del Valle d’Itria se pueden encontrar desde trullis derruidos por el paso del tiempo hasta propietarios ingeniosos que construyeron su casa moderna alrededor del trullo (lo que es un engendro increíble).


Pero si lo que se quiere es experimental el trullo stlye en su máxima expresión (?), entonces hay que ir a Alberobello. Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tiene un casco antiguo donde se encuentran más de 1500 trullis, algunos de ellos todavía habitados. Aunque en temporada alta puede convertirse en una marea de turistas, vale la pena pasar una tarde, recorrer las vistas panorámicas y visitar alguno de los trullos originales por dentro. Si el presupuesto lo permite, hay muchos trullis que funcionan como hoteles totalmente renovados. Si no, siempre se puede encontrar un trullo sin dueño donde poder acampar.
4- Bailar (o hacer como que) una pizzica
Sensual, alegre, irresistible. La pizzica es la música típica del sur de Puglia (Salento), en la que el principal instrumento es la pandereta. Aunque en sus orígenes la danza servía para venerar a la diosa Dionisia, con el tiempo el baile se empezó a asociar con la taranta y la tradición popular lo nombró como el único antídoto contra la picadura de las tarántulas. Aunque no hay pruebas fehacientes de que haya habido ese tipo de arácnidos en el sur de Italia, las personas (especialmente las mujeres) utilizaban las picaduras como pretexto para poder bailar libremente y expresarse con el cuerpo sin ser censuradas. En la actualidad, la pizzica es un danza folklórica que se baila en pareja, y hay festivales alrededor de todo el Salento. Entre las letras (que son en dialecto y son hermosas) y el ritmo alegre, no me pude contener y me largué a los saltos en plena plaza de Uggiano La Chiesa. A nadie pareció importante, y no fui tampoco la única. Si quieren ir a un festival de pizzica, en esta web pueden ver todo el calendario.
5- Nadar en cavernas (y llegar al taco de la bota)
La ruta que acompaña la línea costera de Puglia puede adquirir dimensiones completamente distintas si, en vez de recorrerla solamente por tierra, se viaja también por el mar. ¿Por qué? Porque esa es al única manera de descubrir las decenas de cavernas que se abren a lo largo de toda la costa. Un tour desde Torre Vado cuesta aproximadamente 25 euros, pero nosotros tuvimos suerte: la hija del dueño hacía dedo a escondidas, y cuando le contamos nuestro viaje nos hizo pasar como amigos de la facultad, y nos embarcó de onda. Aunque en ese momento me alegró de la misma forma en que me alegran todas las cosas gratis, luego entendí que me hubiera perdido de un espectáculo impresionante.
La frutilla del postre: al barco llega hasta Santa María di Leuca, la punta exacta del taco de la bota.
6- Perderse en un campo de olivos (o tomar la SP292)
El atlas Michellin que usamos durante todo el viaje por Italia eran tan detallado, que a veces se nos hacia difícil ubicarnos: estaban todas las rutas, rutitas y caminos estaban, y aunque sabíamos bien cuáles eran las coordenadas que teníamos que tomar, había una que nos había llamado la atención desde el primer día: la strada provinciale n° 292. La línea recta perfecta unía campos con campos y parecía no llevar a ningún lado. “No va nadie por allá” fue la invitación, y cuando nos quedamos solos en la intersección se hizo la magia. Era cierto, no había nadie, y por eso empezamos a caminar entre campos de olivos, masserías (unas construcciones primas de los trullis pero más coherentes que servían también como depósito), moras silvestres y alguna que otra higuera. Caminamos 5 kilómetros por el sólo gusto de caminar, de sentirle el pulso a esa italia rural que todavía peleaba contra la extinsión. Hubiéramos puesto la carpa sin problemas, si no hubiese sido porque el único auto que vimos pasar en toda la tarde se ofreció a llevarnos a un festival de cine, y nos fuimos.
7- Tomar vino negroamaro en Ostuni
Juan tiene una historia única que involucra vino, mafiosos y un cuchillo, pero aunque yo también la pasé muy bien cenando con la mafia, para mí nada se compara con las calles blancas polutas de Ostuni, la ciudad donde se inicia la folklórica península salentina. Los bares chic se mezclan con los barrios de ropa tendida en la ventana y cualquier lugar es bueno para sentarse con una copa del vino más rico que probé en Italia a contemplar el atarceder.
8- Comer orechiette
Bueno, sí, ya se que en todos los post de italia hablé de la comida, ¿pero qué quieren, si por mis venas corre el amor al palo de amasar y a los hidratos de carbono bien merecidos? Puglia es EL lugar para comer (dije lo mismo de Bologna, y lo sostengo, porque son sabores diferentes). Los orecchiette (que quiere decir orejitas) son una pasta muy parecida a nuestros fideos sombreritos pero más grande, que se come mucho en cada casa italiana. Tanto, que la pasta se vende no sólo en los mercados sino también en las verdulerías y hasta en las estaciones de servicios. Hay orecchiette por todos lados y son tan, pero tan ricos, que con un sólo plato no basta.
9- Barroco lunático de Lecce
No importa cuántas iglesias hayas visto en Italia, nada se compara con la Basícila di Santa Croce. Ovejas, dodos, gremlins, dragones y una sobrecarga de elementos fantásticos hacen de esta fachada la más controversial de toda Italia. Es amarla u odiarla. En el SXIII, el viajero Thomas Ashe la calificó como una de las más hermosas del país, mientras que el Marques Garimaldi sepultó la obra categóricamente: “esto es la pesadilla de un lunático”. Aunque parte del frente estaba siendo restaurado (por eso la falta de buenas fotos), creo que los dos tienen un poco de razón. Hay algo de maravilloso en la acumulación de detalles, pero también algo de perturbador en algunas de las escenas. Yo me quedo con el amor: puede que el arquitecto que diseñó esta fachada haya estado fumado, o loco, o vaya a saber bajo los efectos de qué depresión, pero digamos que un poco de fantasía está bien para cambiar de vez en cuando. Pararse debajo de la entrada es una experiencia no apta para quienes sufren de vértigo: el frente y todas sus esculturas parecen venirse encima. De todas formas, la experiencia vale la pena y un rato frente a la fachada es la única manera de saber de qué lado está tu gusto.
10- Tomarse el tren FSE
Italia a veces me hace sentir un poco de nostalgia. Aunque el país es un himno a la historia, todo está tan cuidado, tan organizado, tan…tan, que no puedo evitar desear saber cómo habrá sido esto en tiempos de vacas flacas y de país rural y de crisis antes de la crisis. Por eso cuando alguien nos dice que hay un tren cuya barrera todavía se levanta a mano y que su boletero todavía vivía en la estación, decidimos dejar de lado el credo autostopista y subirnos al tren monovagón. La línea de Ferrovía del Sudest une las cuatro provincias de la Puglia y es, después de la estatal, esta es la red de trenes más grande de Italia. Tiene vagones modernos, pero no en el ramal que va de Miggiano a Coriggiano. Si tienen tiempo y ganas de un viaje diferente, por unos pocos euros pueden sentarse en la estación, ver cómo el señor gira la manivela y esperar a que pase el tren.
Hola Laura este mes de julio vamos a la Puglia, nos vamos a visitar 20 días en la zona de ruffano.
Apple nos recomendas??de tu post me gusta todo… Alguna cosa más? Playas, donde comer, sor no vale la pena visitar.
Muchísimas gracias
Hola,
qué bonita esta ruta!!
Nosotros también hicimos un roadtrip por Puglia viendo los lugares que listabas.
¿Te ha gustado la Puglia?
¿Comiste también las puccia y la cicerchia?
Un saludo
Hola Claudio,
Amé la Puglia! Y me quedaron pendientes algunas cosas, como esas que mencionas!